Tortuga mediterránea

Testudo hermanni

Nombre común

Tortuga mediterránea, tortuga de Hermann

Hábitat

Prefiere bosques costeros e interiores, garrigas mediterráneas, zonas de matorral bajo, pastizales y áreas agrícolas semiáridas con cobertura densa.
Características

Familia

Testudinidae

Orden

Testudines

Clase

Reptilia

Gestación

Aproximadamente 60-90 días, influida por temperaturas

Nº de crías

Entre 3 y 9 huevos por puesta, dependiendo de la subespecie (hermanni menos cantidad, boettgeri más)

P. Reproducción

Existen programas en España, Francia, Italia y Balcanes, junto a reintroducciones y control de atropellos

Dieta

Se alimenta de herbáceas silvestres, hojas y flores. Consume bocados ocasionales de frutos. Juveniles ingieren insectos o carroña, pero los adultos dependen principalmente de vegetación terrestre cercana.

Vida

En libertad: Entre 40 y 60 años, registros de más de 100 años. En cautividad: Entre 60 y 80 años

Biología y comportamiento

La tortuga mediterránea es una de las especies terrestres más emblemáticas del sur de Europa. Su cuerpo está recubierto por un caparazón rígido, ovalado y abombado, de tonalidades amarillas o doradas con manchas negras, que le proporciona una eficaz defensa contra depredadores. Las extremidades son cortas, robustas y con escamas, adaptadas al desplazamiento por suelos irregulares, mientras que el cráneo posee una mandíbula córnea fuerte que le permite triturar vegetación. Su fisiología ectotérmica condiciona su actividad a la temperatura ambiental, alternando fases activas con periodos de letargo o hibernación. Tiene un metabolismo lento y crecimiento paulatino, y su desarrollo es extremadamente longevo. Presenta una clara diferenciación sexual en tamaño y forma del caparazón. Es sensible a la humedad y necesita microhábitats con cobertura vegetal para regular su temperatura y protegerse. Esta especie representa un importante indicador ecológico del estado de conservación de los ecosistemas mediterráneos.

Es una especie de hábitos diurnos y mayor actividad en las primeras horas de la mañana y al atardecer. Durante el verano reduce su actividad en las horas centrales para evitar el sobrecalentamiento, refugiándose bajo arbustos, piedras o en madrigueras someras. No realiza migraciones, pero se desplaza por su entorno para buscar alimento, pareja o sitios adecuados de puesta. Las tortugas son generalmente solitarias, aunque se observan interacciones en época de reproducción, cuando los machos muestran comportamientos de cortejo como golpeteos con el caparazón y persecuciones. En invierno, hibernan enterradas o bajo hojarasca durante 3 a 5 meses, dependiendo de la latitud. Se orientan por el entorno visual y la memoria espacial. No vocalizan, pero se comunican mediante posturas, empujones o comportamiento territorial. Los juveniles son más vulnerables y permanecen ocultos gran parte del día. En cautividad, desarrollan rutinas predecibles asociadas a la temperatura y alimentación.

La tortuga mediterránea está catalogada como “Vulnerable” por la Lista Roja de la UICN y figura en el Apéndice II de CITES. Sus poblaciones han disminuido drásticamente debido a la destrucción y fragmentación de hábitats, incendios forestales, expansión urbanística y agrícola, y la recolección ilegal para el comercio de mascotas. Las carreteras suponen una grave amenaza por atropellos. En muchas regiones, las poblaciones están aisladas genéticamente, lo que reduce su viabilidad a largo plazo. Además, la introducción de tortugas exóticas o de otras subespecies ha causado hibridación y pérdida de pureza genética. Existen planes de conservación específicos en España, Francia e Italia que incluyen cría en cautividad, reintroducción, corredores ecológicos y sensibilización ciudadana. También se promueve la protección de áreas clave y la lucha contra el tráfico ilegal. Es una especie protegida legalmente en todos los países donde es autóctona y está incluida en numerosas campañas educativas sobre biodiversidad mediterránea.

Algunas
curiosidades

La tortuga mediterránea es una de las pocas tortugas terrestres nativas de Europa.

Puede vivir más de 100 años, aunque en libertad es más frecuente que vivan entre 40 y 60.

El patrón de manchas negras del caparazón es único para cada individuo, como una huella digital.

Posee un espolón córneo en la cola, especialmente visible en los machos.

Su nombre común “de Hermann” se debe al naturalista francés Jean Hermann, quien la estudió en el siglo XVIII.

Tiene una gran fidelidad al territorio: puede recorrer un mismo trayecto durante años para buscar alimento o refugio.

No emite sonidos, pero puede producir bufidos al exhalar si se siente molesta.

Las hembras cavan sus nidos con las patas traseras, eligiendo suelos bien drenados y soleados.

Las crías nacen completamente formadas y deben valerse por sí mismas desde el primer momento.

Su alimentación en libertad incluye plantas que para otros animales son tóxicas, como cardos o amapolas.

Las poblaciones ibéricas y baleares muestran diferencias genéticas respecto a las balcánicas, y no deben mezclarse.

Está representada en monedas y sellos de varios países mediterráneos por su valor simbólico.

En Cataluña, la especie es símbolo de algunos espacios naturales protegidos como el Parc del Garraf.

La temperatura de incubación determina el sexo de las crías: altas temperaturas generan hembras, bajas temperaturas, machos.

Algunas personas las recogen ilegalmente creyendo que ayudan al animal, cuando en realidad perjudican la conservación.

Puede reducir su metabolismo a mínimos extremos durante la hibernación, sobreviviendo sin alimentarse durante meses.

Es una de las especies más utilizadas en programas de educación ambiental sobre reptiles y cambio climático.

Su reintroducción controlada en espacios naturales se hace con ejemplares criados local y genéticamente certificados.