Bovidae
Artiodactyla
Mamífero
Entre 225 y 260 días
Generalmente 1; ocasionalmente 2
Existe el programa europeo EEP. Presente en varios zoológicos europeos y americanos con buenas tasas reproductivas.
Se alimenta de cañas, hierbas acuáticas, brotes, hojas y ocasionalmente frutos; muchas de estas especies están ligadas al entorno palustre. Ingieren materia vegetal de humedales y dependen de vegetación propia de zonas permanentemente encharcadas.
En libertad: Aproximadamente 19–20 años En cautividad: Hasta 22 años
El sitatunga es un antílope semiacuático perteneciente al género Tragelaphus, adaptado específicamente a entornos palustres de África subsahariana. Su cuerpo es alargado, con patas traseras más largas que las delanteras, lo que facilita su desplazamiento entre vegetación acuática densa. Una de sus características más distintivas son sus pezuñas largas, flexibles y separables, que le permiten caminar sobre suelos blandos sin hundirse, comportándose como si “flotara” entre los pantanos. El pelaje, espeso y aceitoso, es impermeable y suele tener tonos marrón rojizo en las hembras, y más oscuro, casi grisáceo, en los machos. Los machos también presentan cuernos en espiral que pueden alcanzar hasta 90 cm. Posee glándulas odoríferas que utiliza para marcar su entorno. Su aparato digestivo está adaptado a una dieta rica en fibras de plantas acuáticas. Esta especialización lo convierte en una especie clave en la dinámica ecológica de humedales, siendo indicador de la salud de estos ecosistemas.
El sitatunga es una especie tímida, críptica y predominantemente crepuscular o nocturna, aunque puede tener actividad diurna en áreas tranquilas. Raramente se aleja del agua, y utiliza una red de senderos flotantes para desplazarse entre zonas de alimentación y descanso. Su comportamiento evasivo lo lleva a sumergirse casi por completo en el agua, dejando solo el hocico y los ojos visibles, como mecanismo de defensa. Vive en pequeños grupos familiares o es solitario; no es territorial, aunque los machos dominantes pueden establecer áreas de influencia durante la reproducción. La comunicación es principalmente química, mediante feromonas y marcaje con glándulas interdigitales. Sus vocalizaciones son escasas y se limitan a bufidos o chillidos ante peligro. Los jóvenes permanecen ocultos entre la vegetación durante las primeras semanas. Su estilo de vida semiacuático y comportamiento discreto hacen que sea difícil de observar incluso en áreas protegidas.
Aunque globalmente clasificado como “Preocupación menor” por la UICN, el sitatunga enfrenta una creciente presión debido a la transformación de su hábitat. Su estricta dependencia de humedales estables lo hace vulnerable a los cambios provocados por la expansión agrícola, la ganadería intensiva, el drenaje de marismas y la construcción de infraestructuras hidráulicas. La caza ilegal por su carne y como trofeo también supone una amenaza local en algunas regiones. Algunas subpoblaciones, como las del oeste de África, están severamente fragmentadas y en retroceso. Está incluido en el Apéndice III de CITES (en Ghana), lo que permite a los países ejercer control sobre su comercio. Afortunadamente, existen programas de cría en cautividad en zoológicos, con resultados reproductivos exitosos. Proteger los humedales donde habita y reforzar la vigilancia frente a la caza furtiva son medidas clave para su conservación, junto con iniciativas educativas que resalten su rol ecológico.
El sitatunga es uno de los pocos antílopes especializados en hábitats acuáticos, lo que lo hace único entre los bóvidos africanos.
Sus pezuñas extensibles le permiten caminar sobre vegetación flotante como si fueran raquetas naturales.
Es un excelente nadador: puede cruzar lagunas y sumergirse completamente para escapar de depredadores.
Los machos presentan cuernos helicoidales que solo crecen a partir del segundo año de vida.
A pesar de su aspecto robusto, es muy ágil entre pantanos, pero torpe en tierra firme y evita el suelo seco.
Tiene un pelaje denso e impermeable, que lo protege del enfriamiento tras largos periodos en el agua.
Cuando se ve amenazado, puede quedarse completamente inmóvil entre los juncos para no ser detectado.
En algunas culturas locales, es considerado símbolo de paciencia y sigilo.
Su estrategia reproductiva consiste en ocultar a las crías solas durante semanas hasta que puedan seguir a la madre.
Las huellas del sitatunga pueden confundirse con las del antílope acuático (Kobus ellipsiprymnus), aunque este último no es tan dependiente del agua.
Se estima que existen unas 160,000 sitatungas en estado silvestre, aunque no todas las poblaciones están bien censadas.
Los humedales donde habita también albergan aves migratorias, hipopótamos y cocodrilos, con los que comparte espacio.
Existen registros de híbridos entre sitatungas y otros antílopes del género Tragelaphus en condiciones de cautividad.
Aunque es difícil de ver en la naturaleza, el sitatunga es común en colecciones zoológicas debido a su docilidad.
La pérdida de este antílope suele estar ligada a la desaparición de juncales y papiros, que usa para alimentarse y refugiarse.
Estudios recientes lo utilizan como indicador de calidad de humedales en planes de restauración ecológica.
Su presencia favorece la dispersión de semillas acuáticas, lo que contribuye a mantener la diversidad vegetal.
Es uno de los antílopes menos conocidos del continente africano, pese a su amplia distribución.