Rhinocerotidae
Perissodactyla
Mammalia
530 a 550 días
1
EEP
Se alimenta principalmente de pastos cortos. Su labio ancho y plano está adaptado para pastar eficientemente en las sabanas africanas.
Hasta 50 años
El rinoceronte blanco (Ceratotherium simum) es el segundo mamífero terrestre más grande, solo superado por el elefante africano. Existen dos subespecies: el rinoceronte blanco del sur (C. s. simum), más común, y el del norte (C. s. cottoni), prácticamente extinto. Su cuerpo es robusto, con una cabeza grande y dos cuernos en el hocico, siendo el frontal más largo. Su piel es gruesa y de color grisáceo, a pesar de su nombre. La boca ancha y plana está adaptada para pastar en las sabanas africanas. Habita en pastizales y sabanas del sur de África, prefiriendo áreas con acceso a agua y sombra. Su sistema digestivo está especializado para procesar grandes cantidades de pasto, y su metabolismo lento le permite sobrevivir en ambientes con recursos limitados.
El rinoceronte blanco es principalmente diurno, con mayor actividad en las primeras horas de la mañana y al atardecer. Durante las horas más calurosas, busca sombra para descansar. Es un animal territorial; los machos adultos marcan su territorio con excrementos y orina. Aunque generalmente solitario, especialmente los machos, las hembras pueden formar grupos con sus crías. La comunicación se realiza mediante vocalizaciones, posturas corporales y marcas olfativas. A pesar de su tamaño y apariencia torpe, puede alcanzar velocidades de hasta 40 km/h en distancias cortas. Su sentido del olfato y oído están bien desarrollados, compensando su visión limitada. Los baños de barro son comunes y ayudan a regular la temperatura corporal y proteger la piel de parásitos.
El rinoceronte blanco ha enfrentado graves amenazas debido a la caza furtiva, impulsada por la demanda de sus cuernos en mercados ilegales. A finales del siglo XIX, se creía extinto, pero una pequeña población fue descubierta en Sudáfrica, lo que permitió su recuperación. Actualmente, el rinoceronte blanco del sur cuenta con aproximadamente 15.940 individuos, mientras que el del norte está funcionalmente extinto, con solo dos hembras vivas en cautiverio. La especie está catalogada como “Casi Amenazada” por la UICN. Las medidas de conservación incluyen patrullas antipoaching, programas de reproducción en cautividad y translocaciones a áreas seguras. La inclusión en los Apéndices de CITES regula su comercio internacional. A pesar de los esfuerzos, la caza furtiva y la pérdida de hábitat continúan siendo desafíos significativos para su supervivencia.
El nombre “rinoceronte blanco” proviene de una mala traducción del afrikáans “wijde”, que significa “ancho”, en referencia a su boca, no a su color.
Es el rinoceronte más social, a menudo visto en grupos, a diferencia de otras especies más solitarias.
Su cuerno está compuesto de queratina, la misma proteína que forma el cabello y las uñas humanas.
Puede correr a velocidades de hasta 40 km/h, a pesar de su gran tamaño.
Los baños de barro no solo refrescan su cuerpo, sino que también actúan como protección contra insectos y parásitos.
Los machos marcan su territorio con montículos de estiércol, conocidos como “middens”.
Tienen una excelente audición y olfato, compensando su visión relativamente pobre.
Las crías permanecen con sus madres durante aproximadamente 2 a 3 años antes de independizarse.
El cuerno frontal puede crecer hasta 1,5 metros de longitud.
A pesar de su apariencia robusta, son animales muy sensibles al estrés.
El rinoceronte blanco tiene una joroba muscular prominente que sostiene su gran cabeza.
Su dieta consiste exclusivamente en pasto; no consume hojas ni ramas.
Los rinocerontes blancos pueden vivir hasta 50 años en estado salvaje.
El apareamiento puede durar hasta 30 minutos, uno de los más largos entre los mamíferos.
Las hembras alcanzan la madurez sexual entre los 6 y 7 años, mientras que los machos lo hacen entre los 10 y 12 años.
El rinoceronte blanco es una de las pocas especies que ha sido reintroducida con éxito en áreas donde estaba extinta.
Su población actual representa uno de los mayores éxitos de conservación de la fauna africana.