El papión sagrado (Papio hamadryas) es un primate del Viejo Mundo adaptado a entornos áridos y rocosos del noreste de África y la península arábiga. Presenta un marcado dimorfismo sexual: los machos son significativamente más grandes que las hembras y desarrollan una melena plateada que les confiere una apariencia imponente. Ambos sexos tienen la cara y las nalgas de color rojizo. Su dieta omnívora incluye raíces, hojas, semillas, flores, frutas, insectos y pequeños vertebrados. Estos primates son diurnos y terrestres, aunque pueden trepar árboles ocasionalmente. Su esperanza de vida en libertad es de 20 a 30 años, alcanzando hasta 37 años en cautividad. La reproducción no está restringida a una estación específica; las hembras dan a luz generalmente a una cría tras una gestación de aproximadamente seis meses. Los infantes nacen con un pelaje oscuro que se aclara con el tiempo. La madurez sexual se alcanza entre los 4 y 7 años, dependiendo del sexo.

El papión sagrado exhibe una estructura social compleja y jerárquica, organizada en una sociedad multinivel. La unidad básica es el harén, compuesto por un macho dominante y varias hembras con sus crías. Varios harenes forman clanes, que a su vez se agrupan en bandas y, ocasionalmente, en tropas más grandes. Los machos controlan estrictamente los movimientos de las hembras, utilizando señales visuales y comportamientos coercitivos para mantener la cohesión del grupo. La comunicación incluye vocalizaciones, expresiones faciales y posturas corporales. Son diurnos y pasan la noche en acantilados o formaciones rocosas para protegerse de depredadores. Durante el día, se dedican a la búsqueda de alimento y al acicalamiento social, que refuerza los lazos dentro del grupo. Los machos jóvenes pueden actuar como seguidores en los harenes antes de establecer los suyos propios. La interacción social es fundamental para la cohesión y supervivencia del grupo.

El papión sagrado está clasificado como “Preocupación Menor” por la UICN, aunque enfrenta amenazas localizadas. La pérdida de hábitat debido a la expansión agrícola y urbana, así como la competencia por recursos hídricos, afecta a algunas poblaciones. En ciertas áreas, es perseguido por agricultores debido a incursiones en cultivos. Sus depredadores naturales incluyen hienas y leopardos, aunque la presión predatoria ha disminuido en algunas regiones. Existen poblaciones protegidas en parques nacionales y reservas, como el Parque Nacional Yangudi Rassa en Etiopía. La conservación de esta especie requiere la protección de su hábitat natural y la mitigación de conflictos con comunidades humanas locales. La educación y sensibilización sobre su importancia ecológica y cultural también son esenciales para su preservación.