Mono verde

Chlorocebus sabaeus

Nombre común

Mono verde / Cercopiteco verde

Hábitat

Sabana, bosques abiertos, bordes de selva, manglares, zonas agrícolas y áreas urbanas.
Características

Familia

Cercopithecidae

Orden

Primates

Clase

Mammalia

Gestación

Aproximadamente 160 días

Nº de crías

1 por camada

P. Reproducción

No se conocen programas específicos.

Dieta

Se alimenta de frutas, hojas, semillas, flores, insectos, huevos, pequeños reptiles y crustáceos. Su dieta es altamente oportunista y varía según la disponibilidad estacional.

Vida

En libertad: Hasta 27 años. En cautividad: Superan los 30 años

Biología y comportamiento

El mono verde (Chlorocebus sabaeus) es un primate de tamaño medio, caracterizado por su pelaje dorado verdoso y una notable adaptabilidad ecológica. Habita en una variedad de entornos, desde sabanas hasta áreas urbanas, mostrando una dieta omnívora que incluye frutas, hojas, insectos y pequeños vertebrados. Su morfología presenta dimorfismo sexual, con machos más grandes que hembras, y una distintiva coloración azul en el escroto de los machos. Esta especie es diurna y muestra comportamientos tanto arbóreos como terrestres, con una estructura social compleja y jerárquica. La reproducción es estacional, con una sola cría por parto y un periodo de gestación de aproximadamente 160 días. Los juveniles alcanzan la madurez sexual entre los 2 y 5 años, dependiendo del sexo. El mono verde ha sido objeto de estudios científicos, especialmente en investigaciones biomédicas, debido a su susceptibilidad a diversas enfermedades humanas y su uso en la producción de líneas celulares para vacunas.

Estos cercopitécos son altamente sociales, viviendo en grupos que pueden variar desde pequeños núcleos familiares hasta comunidades de más de 80 individuos. Estas agrupaciones presentan estructuras jerárquicas, con machos dominantes y relaciones complejas entre miembros. La comunicación es sofisticada, utilizando una variedad de vocalizaciones específicas para alertar sobre diferentes tipos de depredadores, así como expresiones faciales y posturas corporales para transmitir estados emocionales y sociales. Son diurnos, con actividades que incluyen la búsqueda de alimento, el juego y el acicalamiento social, que refuerza los lazos dentro del grupo. Aunque son arbóreos, pasan una cantidad significativa de tiempo en el suelo, especialmente durante la alimentación. Su comportamiento adaptable les permite coexistir en entornos modificados por humanos, aunque esto a veces conduce a conflictos, especialmente en áreas agrícolas donde pueden ser considerados plagas.

Clasificado como “Preocupación menor” por la UICN, el mono verde mantiene poblaciones estables en gran parte de su rango nativo. Sin embargo, enfrenta amenazas significativas, principalmente debido a la pérdida de hábitat por expansión agrícola y urbanización, así como la caza para consumo y comercio de mascotas. En algunas regiones, especialmente en África occidental, es considerado una plaga agrícola, lo que lleva a conflictos con agricultores y, en ocasiones, a represalias letales. Aunque no existen programas de reproducción en cautividad específicos para esta especie, su inclusión (como cercopitecos) en el Apéndice II de CITES regula su comercio internacional. La conservación efectiva requiere enfoques integrados que aborden tanto la protección del hábitat como la mitigación de conflictos con humanos, además de campañas de concienciación sobre la importancia ecológica de la especie.

Algunas
curiosidades

El nombre “mono verde” proviene del brillo verdoso que adopta su pelaje bajo la luz solar, aunque su color real es una mezcla de dorado y gris.

Los machos tienen un escroto azul turquesa muy visible, el cual es un signo sexual secundario vinculado al estatus social.

Son famosos por su capacidad de emitir llamadas de alarma específicas según el tipo de depredador, lo que ha sido estudiado como un ejemplo de “proto-lenguaje” en primates.

En las islas del Caribe, donde fueron introducidos en el siglo XVII, han desarrollado hábitos urbanos, incluyendo el robo de frutas, pan y bebidas alcohólicas a los turistas.

En Barbados, han aprendido a cruzar calles observando los semáforos y a abrir refrigeradores o mochilas.

A pesar de ser una especie africana, actualmente hay más individuos de Chlorocebus sabaeus viviendo en islas caribeñas que en algunos países de África occidental.

En investigaciones biomédicas, se han utilizado células renales de esta especie para producir vacunas, incluidas algunas de la polio y COVID-19.

Pueden saltar más de 2 metros entre ramas, gracias a su agilidad y coordinación.

Los infantes desarrollan una coloración facial distinta en sus primeras semanas, lo que ayuda a su identificación dentro del grupo.

Son muy curiosos y tienden a explorar objetos nuevos, lo que los hace populares pero también conflictivos en zonas urbanas.

Las madres pueden adoptar a crías huérfanas dentro del grupo, comportamiento raro entre primates no hominoideos.

Son diestros o zurdos según el individuo, mostrando lateralidad manual al manipular alimentos.

Las crías juegan de forma cooperativa y compiten por la atención de adultos, fortaleciendo así las relaciones sociales futuras.

Durante los períodos de escasez, ajustan su dieta incluyendo más insectos, corteza y flores.

Tienen una memoria espacial destacable, recordando lugares con abundancia de alimento durante años.

Algunos grupos urbanos muestran comportamiento de imitación tras observar acciones humanas, como abrir bolsas o envases.

En experimentos controlados, han mostrado niveles moderados de empatía y comportamiento altruista hacia individuos conocidos.

Existen diferencias sutiles de vocalización entre poblaciones, lo que algunos científicos consideran una forma primitiva de dialecto.

Sus caninos no solo sirven para defensa o alimentación, sino también como señal visual durante enfrentamientos sociales.

En ecosistemas naturales, cumplen un papel importante en la dispersión de semillas, contribuyendo al mantenimiento del bosque seco y sabana.