Atelidae
Primates
Mammalia
226–232 días
1
EEP
Principalmente se alimenta de frutas maduras, especialmente higos. Complementa su dieta con hojas jóvenes, flores, semillas y, en menor medida, insectos y otros pequeños animales.
En libertad: Hasta 27 años. En cautividad: Hasta 47 años
El mono araña de Geoffroy (Ateles geoffroyi) es uno de los primates más grandes del Nuevo Mundo, con un cuerpo esbelto, extremidades alargadas y una cola prensil altamente desarrollada que actúa como una quinta extremidad. Su morfología está adaptada a la vida arbórea: la ausencia de pulgares oponibles les permite colgarse eficientemente y moverse con rapidez entre las ramas. Su pelaje puede variar de color entre negro, marrón y rojizo, con una característica máscara facial clara alrededor de los ojos. Su dieta es predominantemente frugívora, especialmente centrada en higos, aunque también incluye hojas, semillas, flores e insectos. Son animales sociales e inteligentes que cumplen un rol clave en los ecosistemas como dispersores de semillas. Se encuentran en bosques tropicales y subtropicales, principalmente húmedos, con alta densidad de vegetación, donde aprovechan el dosel para desplazarse y alimentarse. Tienen un bajo índice reproductivo, lo cual representa una vulnerabilidad frente a las amenazas humanas.
Es un primate diurno y estrictamente arbóreo, conocido por su agilidad y velocidad al desplazarse mediante braquiación, balanceándose con sus brazos y su cola prensil por el dosel forestal. Vive en grupos sociales complejos de tipo fusión-fisión, en los cuales los subgrupos se separan y reúnen a lo largo del día según la disponibilidad de alimentos. Las hembras suelen abandonar su grupo natal al alcanzar la madurez sexual, mientras que los machos permanecen toda su vida en el mismo grupo. La comunicación se realiza mediante vocalizaciones, posturas corporales y expresiones faciales, incluyendo fuertes chillidos, gemidos y llamadas de alarma. Las relaciones sociales están marcadas por jerarquías y alianzas, y se observan interacciones frecuentes como el acicalamiento. Dedican buena parte del día a la alimentación, el descanso y la vigilancia del entorno. Son curiosos e inteligentes, con capacidad de resolver problemas y memorizar rutas alimenticias complejas.
El mono araña de Geoffroy está clasificado como “En peligro” (EN) por la UICN debido a una combinación de amenazas severas que incluyen la pérdida y fragmentación del hábitat, la caza y el comercio ilegal. La deforestación para cultivos agrícolas, ganadería y urbanización ha reducido drásticamente su área de distribución, aislando poblaciones y dificultando su reproducción. Además, su captura para el tráfico de mascotas sigue siendo una práctica común en algunas regiones, a pesar de estar prohibida por la ley. Su inclusión en el Apéndice I de CITES prohíbe su comercio internacional, lo que refleja su vulnerabilidad global. Al tener un ciclo reproductivo lento, con una sola cría cada dos a cuatro años, las poblaciones no pueden recuperarse fácilmente. En varias zonas protegidas se han implementado programas de monitoreo, educación y cría en cautividad (como el EEP), pero su éxito depende de la protección efectiva del hábitat y del cumplimiento de la legislación ambiental.
El mono araña de Geoffroy carece prácticamente de pulgares, lo que le permite una mayor eficiencia en la braquiación.
Su cola prensil actúa como una quinta extremidad, permitiéndole colgarse y manipular objetos con gran destreza.
Las hembras tienen un clítoris prominente que puede confundirse con el pene de los machos, lo que puede tener funciones sociales y reproductivas.
Son considerados uno de los primates más ágiles del Nuevo Mundo, capaces de desplazarse rápidamente entre las copas de los árboles.
Su dieta rica en frutas fermentadas puede contener pequeñas cantidades de alcohol, lo que ha llevado a estudios sobre su tolerancia al etanol.
Tienen una visión tricromática, lo que les permite distinguir colores y seleccionar frutas maduras con mayor precisión.
Participan activamente en la dispersión de semillas, desempeñando un papel crucial en la regeneración de los bosques tropicales.
A pesar de su apariencia amigable, pueden mostrar comportamientos agresivos si se sienten amenazados o estresados.
Su longevidad en cautiverio puede superar los 40 años, mientras que en la naturaleza rara vez viven más de 25 años.