Emydidae
Testudines
Reptilia
Incubación natural de 60 a 90 días, según temperatura ambiental.
Entre 5 y 15 huevos por puesta (usualmente 7–10)
Existen programas de cría y reintroducción en España, Francia, Lituania, Alemania, entre otros.
Se alimenta de invertebrados acuáticos (insectos, moluscos, crustáceos), peces pequeños, anfibios, huevos, carroña y vegetación acuática. Los juveniles son más carnívoros; los adultos aumentan el consumo vegetal con la edad.
En libertad: Entre 40 y 60 años En cautividad: Hasta 60–80 años con buenos cuidados veterinarios y condiciones ambientales adecuadas.
El galápago europeo es la única tortuga de agua dulce autóctona en gran parte de Europa central y occidental. Su anatomía está adaptada a un estilo de vida semiacuático: posee caparazón ovalado de color oscuro con motas amarillas, patas palmeadas para nadar, y un plastrón con bisagras que le proporciona protección. Es de crecimiento lento, con una maduración sexual tardía que puede retrasarse más de una década en condiciones frías. Las hembras son visiblemente más grandes que los machos y suelen tener el caparazón más abombado. Esta especie muestra una gran resistencia a condiciones ambientales variables, y su fisiología le permite hibernar durante varios meses bajo el lodo de lagunas y ríos. Su dieta omnívora incluye presas móviles como insectos acuáticos y pequeños peces, pero también consume materia vegetal. Es sensible a la calidad del agua, lo que lo convierte en un excelente bioindicador ecológico. Se han descrito más de 14 subespecies según diferencias genéticas y morfológicas regionales.
Es una especie diurna, que alterna largos periodos de actividad con descanso y termorregulación al sol sobre rocas o troncos. A pesar de su apariencia tranquila, realiza desplazamientos terrestres considerables, especialmente las hembras cuando buscan zonas de puesta, llegando a recorrer varios kilómetros. Su comportamiento social es solitario, excepto durante la época reproductiva, donde los machos compiten mediante movimientos de cortejo, contacto visual y montas. Su tolerancia al frío es destacable: hiberna durante el invierno sumergido en el fango, reduciendo su metabolismo al mínimo. Se refugia en cavidades subacuáticas o bajo materia orgánica, emergiendo en primavera para reanudar sus rutinas. En época seca, puede estivar enterrado. La elección del sitio de puesta es muy selectiva y puede repetirse anualmente. A diferencia de otras tortugas exóticas, no suele escapar o reproducirse fuera de su hábitat específico. Exhibe gran fidelidad a su zona natal.
El galápago europeo está clasificado como “Casi amenazado” por la UICN debido a su declive progresivo en gran parte de su área de distribución. Sus principales amenazas incluyen la destrucción y fragmentación de humedales, la intensificación agrícola, la desecación artificial de lagunas, el uso de pesticidas, y la introducción de especies invasoras como Trachemys scripta. También sufre atropellos en caminos rurales durante la época reproductiva y depredación de nidos por especies oportunistas. En respuesta, diversos países europeos han implementado programas de conservación, como la restauración de hábitats, corredores ecológicos, cría en cautividad y reintroducciones controladas. La Directiva Hábitats de la UE y los programas LIFE apoyan su protección activa. En España, es especie protegida en muchas comunidades autónomas y está incluida en planes de recuperación. No figura en CITES, pero requiere permisos para su manejo. Su conservación es clave para preservar la biodiversidad de humedales mediterráneos.
Es una de las tortugas más longevas de Europa: algunos individuos superan los 100 años en cautividad.
El sexo de las crías se determina por la temperatura de incubación: temperaturas más bajas producen machos, y altas, hembras.
Las crías nacen completamente formadas, con una pequeña yema abdominal que les permite sobrevivir los primeros días sin alimentarse.
Tiene una gran memoria espacial: las hembras suelen regresar al mismo lugar de puesta año tras año.
Puede caminar varios kilómetros para encontrar sitios de anidación adecuados, incluso cruzando carreteras.
Su presencia se asocia a humedales bien conservados, por lo que es considerado un bioindicador de calidad ambiental.
A diferencia de tortugas exóticas, el galápago europeo tiene un ritmo reproductivo lento y baja fecundidad.
Puede pasar hasta 7 meses hibernando bajo el lodo, respirando a través de su cloaca y piel.
No emite sonidos; su comunicación es esencialmente táctil o por posturas durante el cortejo.
Está incluido en numerosos escudos, logotipos y materiales educativos de parques naturales europeos.
Es objeto de programas escolares de conservación en España, Francia, Lituania y Alemania.
En estado juvenil tiene colores más brillantes y mayor movilidad que los adultos.
Algunas subespecies tienen el caparazón casi negro, otras con motas doradas o líneas amarillentas.
No sobrevive bien en zonas contaminadas o sin refugios naturales, lo que lo hace sensible a cambios en su hábitat.
La destrucción de nidos por jabalíes o zorros es una amenaza creciente en muchas regiones.
Puede convivir con otras especies acuáticas sin competir agresivamente.
Existen múltiples centros de cría europeos especializados en su recuperación, como el CRARC (Cataluña) o la Estación Biológica de Doñana.