Faraona

Numida meleagris

Nombre común

Faraona / Pintada común / Gallina de Guinea

Hábitat

Sabanas, pastizales abiertos, zonas cultivadas, márgenes arbóreos y cerca de fuentes de agua
Características

Familia

Numididae

Orden

Galliformes

Clase

Aves

Gestación

26–30 días

Nº de crías

6–15 huevos, ocasionalmente hasta 20

P. Reproducción

Muy común en zoológicos y granjas avícolas; no se reporta esfuerzo específico ex situ

Dieta

Se alimenta de semillas, hojas, frutos, insectos, caracoles, larvas, pequeños reptiles y ranas; ingiere pequeñas piedras para facilitar la digestión

Vida

En libertad: 10–20 años En cautividad: Ligeramente superior en entornos controlados

Biología y comportamiento

La pintada común, también conocida como gallina de Guinea, es una especie de ave terrestre que destaca por su plumaje negro con motas blancas, su cabeza sin plumas y un casco córneo en la parte superior del cráneo. Esta estructura ósea, más pronunciada en los machos, le da un aspecto prehistórico. El cuello y la cara presentan colores azulados, rojos y rosados, especialmente intensos durante la época reproductiva. Su cuerpo compacto, patas fuertes y alas cortas están adaptados a un estilo de vida predominantemente terrestre. Su aparato digestivo incluye una potente molleja y suelen ingerir pequeñas piedras que ayudan a triturar semillas y material vegetal fibroso. Su vista y oído están muy desarrollados, lo que les permite detectar depredadores a distancia. Se distribuye por sabanas, zonas de matorral y áreas agrícolas, donde es frecuente observarla en grupos desplazándose a pie en busca de alimento.

La pintada común es una especie gregaria, diurna y muy activa. Vive en bandadas de 10 a más de 100 individuos, donde se establecen jerarquías sutiles, sobre todo durante la temporada de cría. Aunque son capaces de volar en trayectos cortos, prefieren caminar o correr, siendo muy rápidas en tierra. Por la noche descansan en árboles o zonas elevadas para evitar depredadores. Son aves muy vocales: emiten reclamos continuos y penetrantes que sirven para la cohesión del grupo o como señales de alarma. Durante la época de reproducción, los machos cortejan a las hembras mediante vocalizaciones y movimientos de alas. Son territoriales en época de cría, eligiendo zonas con vegetación para camuflar sus nidos en el suelo. En ambientes humanizados pueden convivir con gallinas y otras aves domésticas, con las que comparten comportamientos similares de desplazamiento, alimentación y descanso.

La pintada común se encuentra clasificada como “Preocupación menor” por la UICN gracias a su amplia distribución y a la estabilidad de sus poblaciones, tanto silvestres como domesticadas. Se ha introducido en numerosos países fuera de África por su utilidad como ave de corral y controladora de insectos. No obstante, las poblaciones silvestres pueden verse afectadas por la pérdida de hábitat, el uso de pesticidas y la presión cinegética local. Aunque no está incluida en los apéndices de CITES, es una especie de importancia económica, ecológica y cultural. Existen escasos programas de conservación específicos, pero su presencia en reservas naturales africanas y en zoológicos del mundo garantiza su continuidad. La hibridación con poblaciones domésticas podría suponer una amenaza genética a largo plazo para algunas poblaciones locales.

Algunas
curiosidades

El nombre “pintada” hace referencia a su plumaje moteado, que parece estar salpicado de pintura blanca sobre fondo oscuro.

Su nombre científico, Numida meleagris, hace alusión a la mitología griega: las hermanas de Meleagro se transformaron en aves tras su muerte.

Es originaria de África, pero ha sido domesticada desde hace siglos y es común en granjas de Europa, América y Asia.

Emite sonidos repetitivos y estridentes que recuerdan a un “ke-ke-ke”, fácilmente reconocibles en la sabana o en entornos rurales.

Se utiliza como ave centinela: su instinto de alerta y sus vocalizaciones fuertes ayudan a proteger otras aves de corral.

Tiene un comportamiento de “guardián”: al detectar movimiento extraño o depredadores, lanza alarmas que alertan al grupo.

Prefiere correr antes que volar, y alcanza velocidades sorprendentes para su tamaño.

Se alimenta de una gran variedad de insectos y parásitos, lo que la convierte en un agente natural de control biológico.

Las crías se desarrollan muy rápido: a las pocas horas ya caminan y siguen a sus padres, aprendiendo rutas de alimentación.

Las plumas no son adecuadas para el vuelo prolongado, pero sí les sirven para camuflarse entre la vegetación baja.

En libertad, sus nidos se esconden bien entre la hierba; en cautividad, pueden poner huevos en escondites improvisados.

En algunos países africanos, se la considera un símbolo de vigilancia y protección del hogar.

Tiene una relación simbiótica con grandes herbívoros: los sigue para aprovechar insectos que se agitan con su paso.

En aviarios mixtos de zoológicos, puede convivir con otras aves terrestres como faisanes o perdices.

Su carne es considerada sabrosa y magra, y su consumo está extendido en gastronomías rurales.
Tiene una excelente memoria de rutas y lugares donde encuentra agua o alimento.

Las bandadas siguen trayectorias diarias fijas, que repiten con precisión.

En África occidental, su canto forma parte de canciones populares y cuentos tradicionales.

Se ha documentado su uso en medicina tradicional como protector del hogar y purificador.

En zoológicos, requiere enriquecimiento ambiental variado: troncos, zonas de sombra, polvo para baños y rutas de exploración.