Equidae
Perissodactyla
Mammalia
12 meses
Una cría por parto
Existen en zoológicos y reservas, con esfuerzos de cría y reintroducción, especialmente en Sudáfrica y Namibia
Pastan una variedad de gramíneas de pastizal abierto, en ocasiones también brotes tiernos; su sistema digestivo está adaptado a dietas ricas en fibra.
En libertad: Aproximadamente 20–30 años En cautividad: Hasta 40 años en condiciones óptimas
La cebra de Burchell es una subespecie de la cebra común que destaca por su cuerpo robusto, patas musculosas y un patrón de rayas blancas y negras que cubre todo el cuerpo, incluida la zona abdominal. Cada cebra posee un patrón único, como una huella dactilar, lo que facilita la identificación individual. Tiene una crin corta y erecta, formada también por franjas, y una cola larga terminada en un penacho de pelos oscuros. Está perfectamente adaptada a la vida en sabanas abiertas y pastizales, con un sistema digestivo especializado que le permite aprovechar forrajes duros y pobres en nutrientes. A diferencia de los rumiantes, posee un intestino grueso muy desarrollado que le permite digerir grandes cantidades de hierba. No necesita fuentes de agua permanentes a diario, aunque sí requiere beber cada dos o tres días. Su aguda visión, oído desarrollado y permanencia en grupo constituyen defensas efectivas frente a predadores como leones, hienas y perros salvajes.
La cebra de Burchell es una especie diurna, altamente social, que forma harenes estables compuestos por un macho adulto, varias hembras y sus crías. También se observan grupos de machos solteros y manadas mixtas temporales. Es una especie cooperativa y vigilante: los miembros del grupo se turnan para observar mientras otros pastan o descansan, y emiten sonidos de advertencia como bufidos o ladridos. Su comportamiento gregario se refuerza con interacciones como el acicalamiento mutuo, lo que fortalece vínculos sociales. En la región del Serengeti, participa en una de las mayores migraciones terrestres junto con los ñus, desplazándose en busca de pastos frescos. Aunque no es territorial, los machos defienden a su harén frente a otros. Cuando se sienten amenazadas, las cebras huyen en grupo, y sus rayas confunden la percepción del movimiento a los depredadores. Además, pueden propinar fuertes patadas como defensa individual.
La cebra de Burchell está clasificada actualmente como “Preocupación menor” por la UICN a nivel de especie, aunque su subespecie ha experimentado reducción de distribución y presión en ciertas áreas. Su población general es estable en regiones protegidas como reservas y parques nacionales, pero disminuye fuera de estas por la pérdida de hábitat, la fragmentación del territorio y la caza por carne o piel. El avance de la agricultura y la ganadería intensiva ha reducido sus zonas de paso migratorio y acceso a fuentes de agua. También sufre impactos indirectos como el cierre de corredores por cercas o el contagio de enfermedades procedentes de ganado doméstico. Existen programas de cría en cautividad y reintroducción controlada, especialmente en Sudáfrica y Namibia. Está listada en el Apéndice II de CITES, lo que regula su comercio. La educación ambiental, la vigilancia en reservas y la planificación del uso del suelo son claves para su conservación a largo plazo.
Cada cebra posee un patrón de rayas único e irrepetible, como una huella dactilar, que puede usarse para identificar individuos en estudios de campo.
Las rayas no solo confunden a depredadores durante la huida en grupo, sino que también ayudan a regular la temperatura corporal, creando corrientes de aire entre zonas negras y blancas.
Estudios recientes sugieren que las franjas también repelen a insectos como tábanos y moscas tse-tsé, lo que les otorga una ventaja evolutiva en regiones tropicales.
La cebra de Burchell puede dormir de pie, pero solo entra en sueño profundo cuando está echada y protegida por otros miembros del grupo.
En la jerarquía del harén, la hembra más antigua suele liderar el movimiento del grupo, mientras el macho permanece en la retaguardia como defensor.
Cuando las crías nacen, son capaces de caminar a los pocos minutos y reconocer a su madre mediante el olor y el patrón de rayas.
Las cebras tienen un repertorio vocal diverso que incluye relinchos, bufidos y ladridos agudos, usados para comunicación social y advertencia.
En la sabana, suelen asociarse con otras especies como ñus, jirafas y avestruces, beneficiándose mutuamente de su vigilancia compartida.
Aunque es un herbívoro estricto, su sistema digestivo le permite alimentarse de pastos más fibrosos que los que consumen otros ungulados como los antílopes.
Las cebras de Burchell pueden recorrer más de 500 km en migraciones anuales, en busca de agua y pastos frescos durante la estación seca.
En libertad pueden vivir hasta 30 años, pero en cautividad se han registrado ejemplares que superan los 40 con cuidados adecuados.
Su pariente más cercano es el caballo, con el que puede hibridarse en cautividad, generando un híbrido conocido como “zebroide” o “cebrallo”, aunque este es generalmente estéril.
Los antiguos colonos europeos confundieron a las distintas subespecies de cebras, lo que llevó a la extinción de la cebra de Burchell original (Equus quagga burchellii sensu stricto); lo que hoy se llama así es una subespecie sobreviviente.