Anatidae
Anseriformes
Aves
24–32 días; ambos progenitores cuidan, aunque la hembra incuba más y el macho defiende el nido
2–9 huevos (media 4–7)
No específico; sin embargo, existen poblaciones domésticas asilvestradas ampliamente mantenidas
Con hábitos granívoros y algívoros, ocasionalmente omnívoro. Consume hierbas, raíces, semillas, bayas, brotes y algas; en épocas de alta demanda energética (cría), complementa con moluscos, insectos, crustáceos y pequeños peces
En libertad: 20–30 años, con registros de hasta 40 años En cautividad: Hasta 40–50 años
La barnacla canadiense es una de las anátidas más conocidas de Norteamérica, y su biología refleja una alta capacidad adaptativa. Su cuerpo está recubierto por un plumaje denso, de tonos marrón grisáceo en el cuerpo, con cabeza y cuello negros que contrastan con una característica franja blanca en las mejillas. Esta especie presenta una morfología robusta, cuello largo y pico plano adaptado para arrancar vegetación. Su sistema digestivo es eficiente para extraer nutrientes de una dieta rica en fibra vegetal. Se adapta a una gran diversidad de hábitats, desde humedales naturales hasta campos agrícolas, áreas urbanas y parques.
Durante el vuelo, sus potentes alas les permiten largas migraciones, y su visión lateral amplia facilita la navegación y vigilancia de depredadores. Poseen una fuerte orientación filopátrica: las crías regresan como adultos a las áreas donde nacieron. Su flexibilidad ecológica y su comportamiento social han sido factores clave en su expansión, tanto natural como en territorios donde ha sido introducida.
La barnacla canadiense es conocida por su comportamiento gregario y territorial. Vive en pareja durante la temporada reproductiva y en grandes bandadas el resto del año. La especie es monógama, y las parejas se forman de por vida, mostrando gran cooperación parental. Durante la cría, el macho actúa como defensor agresivo del nido, mientras la hembra incuba. Son muy vocales, comunicándose mediante una serie de sonidos graves, como trompeteos y graznidos, que indican alarma, aviso o coordinación grupal. En migración, utilizan la formación en “V”, alternando los líderes para ahorrar energía. En áreas urbanas han demostrado un alto grado de tolerancia al ser humano, y pueden modificar sus patrones de alimentación y desplazamiento según la presencia humana. Durante la muda, pierden su capacidad de vuelo temporalmente y se agrupan en zonas con buena cobertura acuática. Su comportamiento agresivo, especialmente en época de cría, ha generado conflictos en zonas urbanas y parques públicos.
Aunque globalmente la barnacla canadiense está catalogada como de “Preocupación menor” por la UICN, su estatus varía regionalmente. En su rango nativo norteamericano, ha experimentado un notable incremento poblacional gracias a medidas de protección, prohibiciones de caza indiscriminada y su capacidad para adaptarse a medios urbanos y agrícolas. Sin embargo, en regiones donde ha sido introducida, como Europa y Nueva Zelanda, ha generado preocupación por su impacto en humedales y cultivos. Su capacidad de alterar hábitats acuáticos, competir con especies autóctonas y acumular excrementos en áreas recreativas ha llevado a la aplicación de controles poblacionales. No figura en los apéndices de CITES, pero su gestión está regulada en muchos países. Las amenazas incluyen enfermedades (como gripe aviar), colisiones con aviones, y pérdida de hábitat en zonas de cría. Su conservación depende de estrategias diferenciadas: protección en su área nativa y control en áreas exóticas donde se considera invasora.
Es una de las pocas especies de aves que ha prosperado tanto en medios naturales como urbanos.
Su característica “franja blanca facial” le da un aspecto muy reconocible y distintivo.
Puede alcanzar hasta 1.500 km de vuelo continuo durante migraciones.
Es capaz de adaptarse a temperaturas extremas, desde el Ártico canadiense hasta el sur de EE. UU.
En parques urbanos, puede mostrar un comportamiento marcadamente territorial hacia personas y mascotas.
Durante la muda estival pierde todas las plumas de vuelo simultáneamente, quedando incapaz de volar por unas semanas.
Se han documentado casos de hibridación con otras especies del género Branta.
Su llamada (“honk”) es una de las más reconocibles del mundo aviar.
El macho emite sonidos más graves que la hembra, lo que permite distinguirlos auditivamente.
En la formación en “V”, los individuos se benefician del rebufo aerodinámico del que va delante.
Los polluelos nacen precociales: abandonan el nido en menos de 24 horas.
Se comunica visualmente mediante posturas de cuello alargado o replegado según el contexto.
Su ciclo migratorio puede cubrir miles de kilómetros entre Canadá y el golfo de México.
En Europa se considera especie exótica invasora en varios países, incluida España.
Puede llegar a consumir más de 1 kg de vegetación diaria por individuo.
Algunas poblaciones urbanas ya no migran, siendo sedentarias durante todo el año.
Su impronta con el lugar natal influye en el regreso exacto al mismo lago o río para reproducirse.
En zonas de introducción ha desplazado a especies nativas de anátidas y gansos silvestres.