Anatidae
Anseriformes
Aves
27–29 días
3–10 huevos
No específico, aunque existen poblaciones domésticas ampliamente mantenidas
Herbívoro granívoro. Consumen hierbas, hojas, rizomas (Scirpus, Phragmites, Potamogeton y más), cereales, patatas, nabos, leguminosas; utilizan el pico como tijera y pala para acceder a tubérculos
En libertad: 20–30 años; registros de hasta ~40 años En cautividad: Hasta 40–50 años
El ánsar común es el ganso silvestre más grande de Eurasia y antecesor directo de la oca doméstica europea. Posee un cuerpo robusto, plumaje gris pardo claro con tonos más oscuros en la espalda, y partes inferiores más claras con motas oscuras. Su pico, ancho y de bordes serrados, le permite cortar y arrancar hierbas con eficacia. Las patas, de color rosado, son fuertes y adaptadas tanto al nado como a caminar por terrenos húmedos. Su fisiología está adaptada a ambientes de marismas, lagos, ríos lentos, y pastizales abiertos. Es un gran volador, capaz de recorrer miles de kilómetros entre las zonas de cría y de invernada. Al volar en formaciones en “V”, reduce el esfuerzo energético colectivo. Tiene una tasa metabólica baja durante el descanso, lo que favorece su longevidad. Se adapta bien a hábitats modificados, como campos agrícolas y canales de riego. Su capacidad de explotación de recursos vegetales y comportamiento social han sido clave en su éxito ecológico.
El ánsar común muestra un comportamiento social y cooperativo muy desarrollado. Vive en parejas monógamas de por vida, y se asocia en grandes bandadas fuera de la época reproductiva. Durante el cortejo, emiten llamadas sincronizadas y exhiben posturas de estiramiento de cuello. Son aves gregarias que se comunican mediante vocalizaciones estridentes y variados movimientos corporales. Tienen hábitos diurnos, pero pueden desplazarse o alimentarse de noche si hay perturbaciones humanas. Durante la migración, vuelan en grupos organizados que rotan el liderazgo para reducir el esfuerzo. En época reproductiva, la hembra incuba mientras el macho vigila el entorno y defiende el territorio. Los jóvenes siguen a sus padres desde el nacimiento, desarrollando una fuerte imprenta que guía su conducta social. Tienen una excelente memoria espacial que les permite recordar rutas migratorias y lugares seguros de alimentación. Son capaces de distinguir rostros humanos y responden de forma diferente según la experiencia previa con personas.
El ánsar común está clasificado como “Preocupación menor” por la UICN debido a su amplia distribución y población creciente en muchas regiones de Europa. Esta tendencia se debe a su alta adaptabilidad, uso de cultivos agrícolas como fuente alimenticia y reducción de la presión cinegética en algunos países. Sin embargo, enfrenta amenazas puntuales como la pérdida de humedales, perturbaciones humanas, caza ilegal y riesgo de contagio de enfermedades como la gripe aviar. En áreas urbanas o agrícolas puede ser considerado plaga, lo que ha llevado a programas de control poblacional. No está incluido en los apéndices de CITES, pero sí protegido por convenios como la Directiva Aves de la Unión Europea. En reservas y humedales europeos es una de las especies más visibles y valoradas. La conservación del ánsar común depende del mantenimiento de humedales funcionales, políticas agrícolas sostenibles y una gestión adecuada de las poblaciones urbanas y migratorias.
El ánsar común es el antecesor directo de la oca doméstica europea, domesticada hace más de 3000 años.
Su nombre científico Anser anser se traduce literalmente como “ganso ganso” en latín.
Es uno de los modelos animales más conocidos en etología por los estudios de Konrad Lorenz sobre el “imprinting”.
Se han documentado parejas homosexuales (generalmente machos) que colaboran en la incubación si consiguen huevos.
Forma bandadas muy organizadas que vuelan en “V” para ahorrar energía y comunicarse durante el vuelo.
Los jóvenes siguen a su madre desde el primer día, respondiendo a su voz y aprendiendo rutas migratorias por imitación.
Puede recordar rutas migratorias y zonas de descanso con gran precisión año tras año.
Se alimenta en zonas agrícolas, consumiendo cereales, raíces, nabos, y puede causar daños significativos a cultivos.
Tiene un repertorio vocal variado, y su graznido resonante puede oírse a gran distancia.
La subespecie oriental (A. a. rubrirostris) se diferencia por su pico más rojizo y tamaño mayor.
En algunas zonas ha colonizado entornos urbanos y parques, donde se reproduce con éxito.
Es una de las especies clave en la observación ornitológica europea durante la migración otoñal e invernal.
En Asia Central y China inverna en arrozales y grandes lagunas interiores.
La migración se transmite culturalmente: los adultos enseñan a los jóvenes las rutas aéreas tradicionales.
La estructura jerárquica de la bandada reduce conflictos y aumenta la eficacia del desplazamiento colectivo.
En zonas de descanso, emplea centinelas que alertan con vocalizaciones al detectar depredadores.
Ha sido representado en textos, arte y mitología desde la antigüedad como símbolo de vigilancia y fidelidad.